jueves, 25 de mayo de 2017

Miles de mujeres son víctimas de maltrato y ataques con ácido anualmente en Pakistán

Islamabad (AP) – Fakhra Younus, una mujer paquistaní a quién su esposo le arrojó ácido fue sometida a más de tres docenas de operaciones para repararle el cuerpo y el rostro que habían quedado dañados de gravedad hasta que después de 12 años decidió que no valía la pena vivir.
La mujer de 33 años, que antes era bailarina, fue atacada por quien era su esposo en esa época, un ex legislador e hijo de un prominente político, se suicidó del sexto piso de un edificio en Roma, donde vivía y era sometida a tratamiento.
Su suicidio el 17 de marzo y el regreso de su cadáver a Pakistán el domingo volvió a provocar indignación por el caso, que fue el centro de gran atención a nivel internacional cuando ocurrió el ataque. Su muerte tiene lugar menos de un mes después que una cineasta paquistaní ganó el primer Oscar del país al mejor documental sobre víctimas de ataques con ácido.
La historia de Younus destaca el horrible maltrato al que son sometidas muchas mujeres en la conservadora sociedad de Pakistán, en una cultura dominada por los hombres y trae a la mente que los ricos y poderosos del país a menudo parecen actuar con total impunidad. El ex esposo de Younus, Bilal Khar, fue finalmente absuelto, pero muchos creen que se valió de sus relaciones para escapar del peso de la ley, algo muy común en Pakistán.
Se han reportado más de 8.500 ataques con ácido, matrimonios forzados y otras formas de violencia contra las mujeres en Pakistán en el 2011, según la Fundación Aurat, una organización que defiende los derechos de la mujer. En vista que el grupo basa su información en publicaciones periodísticas, es probable que el número sea mayor.
“Lo más triste de todo es que ella se dio cuenta que el sistema en Pakistán nunca iba a darle un alivio o algún remedio”, comentó la activista Nayyar Shabana Kiyani, de la Fundación Aurat, refiriéndose a Younus. “Estaba totalmente decepcionada de que no había justicia a su disposición”, destacó.
Younus era una adolescente que trabajaba como bailarina en el distrito rojo de Karachi en el sur de Pakistán cuando conoció a su esposo, el hijo de Ghulam Mustafa Khar, un ex gobernador de Punjab, la más extensa provincia paquistaní. La inusual pareja era la tercera esposa del hijo más joven de Khar. El hombre tenía más de 30 años.
La pareja estuvo casada por tres años, pero Younus finalmente lo dejó porque él le pegaba y la insultaba. La mujer afirmó que una noche mientras ella dormía el hombre vino a su casa y la bañó con ácido en presencia de su hijo de cinco años, de otro hombre.
Tehmina Durrani, la ex esposa de Ghulam Mustafa Khar y madrastra de su hijo, se convirtió en defensora de Younus después del ataque, captando la atención internacional sobre el caso. La mujer afirmó que las lesiones sufridas por Younus eran las más graves que había visto en víctimas de ataques con ácido.
“Muchas veces llegamos a pensar que se iba a morir mientras dormía durante la noche porque su nariz se había derretido y no podía respirar”, relató Durrani, quien escribió un libro sobre su propia relación como abusada con el político Khar. “Poníamos una cañita en el orificio de lo que quedaba de su boca porque el resto se había derretido completamente”, agregó.
Señaló que Younus, cuya vida siempre fue difícil, se convirtió en un peso para su familia, a quienes ella siempre había mantenido.
“Su vida era un trecho parchado de piedra donde nada crecía”, comentó Durrani en una columna del diario The News después del suicidio de Younus.
El ex esposo de Younus creció en circunstancias opuestamente distintas, en medio de riqueza y poder de una elite feudal paquistaní, y tiene entre sus familiares a la ministra de relaciones exteriores Hina Rabbani Khar, quien es su prima.
Bilal Khar volvió a negar el ataque con ácido en una entrevista por televisión después de su suicidio, insinuando que otro hombre con su mismo nombre cometió el crimen. Afirmó que Younus se suicidó porque no tenía suficiente dinero, no debido a sus horribles heridas y criticó a los medios periodísticos por acusarlo del asunto.
“Ustedes deberían tener un poco de consideración”, dijo Khar. “Tengo tres hijas y cuando van al colegio la gente se burla de ellas”, agregó.
En febrero, Younus dijo en una de sus últimas entrevistas que los paquistaníes poderosos trataban brutalmente a los ciudadanos comunes y “no sé cómo provocan tanto dolor a la vida de otros”.
Younus se sintió animada cuando el gobierno de Pakistán aprobó una serie de leyes el año pasado en que penalizaba explícitamente los ataques con ácido e indicaba que los atacantes fuesen convictos a un mínimo de 14 años de prisión, dijo Durrani. Ella esperaba regresar algún día para lograr justicia una vez que su salud se estabilizara.
“Dijo, cuando regrese reabriré el caso y pelearé yo misma, y era una luchadora”, agregó Durrani.
La defensora tuvo que batallar con el ex esposo de Younus y con el gobierno de Pakistán para poder enviarla a Italia, donde el gobierno italiano pagaba por su tratamiento y le daba dinero para vivir y enviar a su hijo a la escuela. Las autoridades paquistaníes alegaban que enviar a Younus a Italia le iba a dar mala reputación al país, relató Durrani.
Younus se sintió complacida cuando Sharmeen Obaid-Chinoy ganó un Oscar por su documental sobre víctimas de ataques con ácido en febrero, pero le preocupaba haber sido olvidada en vista de que no figuraba en el filme, dijo Durrani.
Durrani dijo enfáticamente que el caso de Younus debería recordarnos que el gobierno de Pakistán necesita hacer mucho para impedir los ataques con ácido y otras formas de violencia contra las mujeres, y también debería ayudar a las víctimas.
“Creo que todo este país debería estar sumamente avergonzado de que otra nación haya asumido la responsabilidad de una ciudadana paquistaní durante 13 años porque nosotros no pudimos darle nada, ni justicia, ni seguridad”, destacó Durrani.

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